viernes, 8 de julio de 2011

Sombría caminata

El camino se alarga bajo sus pies, la sombra incansable, agresiva, toca con suavidad su hombro desecho por la carga de un dolor incurable. Mira su mano, vacía, ¿por qué?... Lo sabe con certeza. Antes de que el camino se alargara y que la sombra se convirtiera en su fiel compañera, su mano llevaba algo, lo perdió por una razón, lo sabe. Y sigue caminando.

La sombra es su única compañía, le sirve como escondite en el largo camino que le queda por delante. En silencio recuerda una tonada, no le sirve de nada, así que la olvida de inmediato. Camina, siempre siguiendo el sendero pues si llegara a salir del sendero moriría sin duda al acecho de demonios extraños y horrendos, figuras que le aterran hasta el más profundo abismo de su ser. La sombra le protege de esos demonios... de esos demonios que conoce bien. Oh si... nada de eso le es desconocido, pero les teme de sobre manera.

La sombra se aclara un poco y mira al suelo. Su pie sale del sendero apenas unos centímetros, pero el siguiente paso lo dejará totalmente fuera de él. Un escalofrío le recorre la espalda, el siguiente paso es inevitable y esto le dejará a merced de las más oscuras criaturas. Si tan sólo pudiera arrastrar la sombra con su mano vacía, caminar con ella fuera del sendero. Sería suficiente para esconderse de ellos, escapar sin herida alguna. Pero la sombra obstinada decide soltarle... por primera vez, abandonándole en la inevitabilidad del paso siguiente.

Se detiene, no da el paso siguiente. El miedo le acecha desde un árbol cercano, le susurra cosas que nadie más podría oír jamás. Decide quedarse donde está... es eso o la muerte dolorosa e inevitable a manos de las más horrendas criaturas. Oh miedo a la muerte. Más aún... miedo a la muerte en el abandono de ese lugar tan solitario y lejano, quedándole tanto por andar...
¿Cerrar los ojos y tomar el último paso de su vida?, ¿Volver al camino, avanzar y seguir dañando su hombro con el roce suave de la sombra en él, acordándole su dolor incurable?, ¿quedarse ahí?, No sabe que hacer.

Un pseudo paso atrás. Con la mano temblorosa toca la sombra con su mano. La siente fría. La muerte ya no le parece tan horrible. Los demonios lo harán rápido sin duda, hambrientos por despedazarle... Una última bocanada de aire, la mano aún apoyada en la sombra. Aguanta la respiración y da el paso definitivo fuera del sendero. La sombra se queda lejos, el miedo ya no susurra, el frío y el dolor desaparecen. Ojos bien cerrados, pulmones llenos de aire, músculos tensos. Apoya el pie sobre... ¿un nuevo sendero?

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