domingo, 8 de enero de 2012


Y bueno, heme aquí... ditraída al infinito pensando algo profundo, alejado de lo que realmente debería ocupar mi mente en este momento. De aquello que pedí como favor al que pudiera importarle: Si, la memoria... D: maldita investigación. Bueh... aprovechando el momento, será mejor sacarme de encima estos pensamientos. A ver si logro conseguir algo de silencio mental para poder concentrarme.

Pensaba... para cada cosa que hacemos tenemos opciones, posibles decisiones que cambiarán el curso de la vida, de las cosas que hacemos, pensamos, decimos y sentimos. Claro, es simple en teoría.
Cada opción tiene sus pros y sus contras y entre esto debemos hacer una rápida valoración de cada uno para decidir de acuerdo a nuestros valores y creencias, lo que nos convenga más.

Bien, pues estoy en ese momento en que tienes que tomar una decisión, en la que todas las opciones posibles son aterradoras. Hacer o no hacer, acción o innacción, arriesgar o resguardar. Es terrible pensar que ante cualquiera de las dos opciones que estoy considerando el dolor que sentiré será enorme.

Por una parte, tomar el camino sencillo conlleva una conformidad con el estado actual de las cosas es un camino de silencio, de esconder y de olvidarme a mi misma un rato, con el consiguiente riesgo de sufrir D:
Por otro lado, está el camino difícil. La lucha. El jugar con fuego, arriesgarlo todo con la consiguiente consecuencia de ganarlo o perderlo todo.

No se que haré. Lleno mi mente de pensamientos que hacen latir mi corazón más rápido. Que me hacen pensar en ella, que me sacan de mi centro. Que siento la cabeza llena de pájaros, el estómago lleno de mariposas. No es forma de vivir.
Necesito una decisión rápido.

martes, 3 de enero de 2012

Caos

Hoy estoy tranquila. Puedo respirar, puedo mirar, puedo pensar, puedo querer y puedo dejarme llevar por la corriente de la vida.
Es tan pacifico, es tan sencillo. Tan distinto a todo lo que ya me ha tocado vivir, tan distante de lo que era. Después de tanto tiempo dormida, hoy al fin estoy despierta, pues miro, pienso y analizo lo que hay frente a mi. Pues las cosas no pasan inadvertidas, pues los gestos no se hacen en vano y todo puede ser comprendido si se pone atención.

Hoy, he pasado por muchos estados de ánimo. Todos y cada uno por una razón. Todos por una reflexión en particular. Porque no podría pasar de un ánimo a otro sin saber la razón, el fondo. Analizado todo, reflexionado.
La vida es en extremo simple, pero somos nosotros los humanos con nuestra racionalidad que la complicamos a niveles épicos, hasta llegar a enloquecer. Y creo que en parte esta es la locura que me embarga y me hace escribir estas cosas. A nadie le interesan ¿verdad? Es sólo parte de mi inútil introspección, luego de la cual no he aprendido nada.
Me siento bien conmigo. Estoy tranquila. Puedo mirar el mundo con calma y analizarlo. Pero ¿no es eso lo que lo está complicando de más? Vivir es fácil.

Ya lo se. Soy un ser consiente, razono, vivo y siento.
Quiero seguir, quiero ver lo que viene ahora en mi vida. Quiero que todo lo que he experimentado en este tiempo tenga algún fruto, quiero haber aprendido cosas, quiero superar todo aquello que hice mal. Aún sin arrepentirme por lo que he hecho a pesar de los errores.

Y de pronto... hoy ya no me hago sentido
Nada de lo escrito tiene principio ni final. No tiene orden, ni lógica.. Y ¿para que escribir si no pones atención al orden que le das a las palabras?

Me queda una última cosa inconexa por decir... ¿de donde mierda salí tan depresiva? me pegaré un tiro... así dejo de pensar tanta cosa junta.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Madeja de pensamientos II

Mirar al infinito
sentir necesidad
hoy no estás, pero quizás mañana si
incertidumbre

Ese mirar
tus ojos hermosos
me suplican
no te vayas

Me quedo
minutos infinitos
en un abrazo
duele en el corazón

Te aprieto fuerte
en mi cuello
tus manos
no me dejas ir

Una promesa
regreso
te miro
y derrites mi corazón

Muero por besarte
no puedo
nos verían
me voy

sábado, 19 de noviembre de 2011

Madeja de pensamientos I

Siento que quiero escribir hasta asfixiarme en palabras. Quiero decir tantas cosas, todas agolpadas a la vez en mi mente confusa e irresponsable.
Haciendo un examen acucioso de mi ser y mi comportamiento del último tiempo, he llegado a determinar lo mucho que me desagrado a mi misma en mi manera de manejar los sentimientos y las relaciones con las personas. Excepto contadas personas que me conocen muy bien y saben como soy... Soy volátil, fugaz, desenfocada, depresiva y descuidada. Quiero hacerlo todo, estar en todas partes, compartir con todos. Pero como dicen... quien mucho abarca poco aprieta y me he descuidado de algunas relaciones que realmente son de cuidado, porque son para toda la vida inevitablemente.
En parte está la familia. A la cual abandono a la primera brisa de panorama aparte. Salir con algunos amigos ha sido mi prioridad. Me he portado egoísta, pensando en pasarlo bien yo, en tener mi vida armada y simplemente ser aquello que creo ser, sin pensar en como afectará ello a quienes viven conmigo. Lo tomo como parte de crecer, de tomar al fin la vida en mis manos y tomar mis decisiones. Debo hacerme tiempo para compartir más con mi familia y ser con ellos tanto como soy con mis amigos.

En segundo plano y no por eso es menos importante... mis relaciones personales. Llevo poco más de 1 año desde que decidí que no quería fingir más ser alguien que no soy y dejé a mi pareja de ese momento para dar la cara a mi realidad, a mi sexualidad y comenzar una búsqueda de mi identidad como mujer, como lesbiana. Desde eso he tenido nada más que relacioncitas... cosas de momentos, daños graves y desvíos de lo importante. Me he dedicado a coquetear sin vergüenza, a pesar de que nunca me he vuelto a entregar a una relación como en la última que tuve. Y probablemente por eso mismo sea que no me he vuelto a entregar. Por esa última relación, de la que no salí tan victoriosa como la anterior a esa. No se puede ganar siempre ¿no?
Debo dejar de lado el miedo que tengo a volver a dañarme con un amor. Entregar mi corazón parece una manera de hacerlo... pero para eso necesito dejar de coquetear con todas las mujeres que merecen mi atención, que me son atractivas. Quiero algo con significado, algo que no me haga volver a caer, alguien que me ayude con mi dolor, mi incongruencia, que mis personalidades múltiples todas se alineen con ese sentimiento y sepa al fin comportarme como una mujer de verdad y ya no una niña que no sabe que dulce escoger.

Me siento un poco así. Y no es bueno, es incómodo... y como ya he demostrado en incontables ocasiones, es la incomodidad con ciertas cosas las que nos llevan a cambiar. Son las cosas que nos molestan en nuestro fuero interno las que nos hacen reflexionar, pensar y cambiar finalmente.

Ya sabes que no cambiaré por nada ni por nadie si no siento la necesidad.. bueno, ahora la siento. Es momento de cortar la mierda y empezar a ser una mujer completa, que no busca a su pareja ideal, la espera; que no pretende saberlo todo, y sobre todo... que tenga la fuerza suficiente para darse cuenta de esto y hacer algo al respecto.

Lamentablemente el tiempo no es mi amigo hoy y no puedo escribir nada más de lo que tenía en mente... no logro tomarme el tiempo suficiente para desenredar la madeja que tengo en la cabeza, pero al menos hay dos grandes temas que me alivia sacar de mi ser.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Avanza, temerosa, temeraria

Así como cuando suena el timbre, y eres un niño pequeño... tienes miedo de contestar.
Es el estado emocional en el que me encuentro. Vulnerable, en el frío y en soledad, lista para ser atacada en mi propia casa por un delincuente que ha visto salir a mis padres.
Pero contestar... no es abrir la puerta. Contestar es ver quien está afuera esperando, ver si le conoces, decidir si abrir la puerta.

Si no la abres no pasa nada. Pero como niño no lo comprendes sino hasta que creces. Y aun así.. aunque ya no tema abrir la puerta de mi casa cuando estoy sola, si temo abrir la puerta metafórica que hoy represento aquí, por escrito. Torpemente, porque no conozco otra manera de expresarme.

Sin nadie que me aconseje, sin nadie que mire quien está afuera por mi, no me queda más que armarme de valor y empezar a preguntar quien es. Empezar a separar la gente buena de la mala y decidir finalmente a quien abriré la puerta. Pero esto no viene gratis. Debo pagar el precio que paga todo ser humano por vivir. Sufriré, una y otra vez, cada vez, porque a veces fallaré. Dejaré entrar por la puerta a alguien que no merecía mi confianza. Entrará y tomará todo lo que encuentre a su paso y se marchará dejando a la niña pequeña asustada, llorando y con su pequeño ego herido por no haber sabido defender su casa de un desconocido que ella creyó conocido.

Confiar... no, nunca más, jamás! quizás... eventualmente. Ahora? no me atreveré. Miedo, paralizante terror al fracaso, al sufrir, a seguir siendo igual de ingenua.

Punto de no retorno. Desde aquí.

Eli... no sufrirás más por causas que no sean propias tuyas. Nadie tendrá derecho a hacerte daño, excepto tu misma. El miedo pasará, aprenderás... crecerás. Serás la mujer que siempre has querido ser, ya estas a un paso de serlo. Paciencia que ese último elemento de paz llegará, pero no sufras más por causas ajenas a tu mismo dolor interno, intrínseco e inevitable, inherente a ti, ese que no te ha abandonado en ningún momento de tu vida. Ese dolor que te es familiar desde muy pequeña, ese que te ha hecho una mujer fuerte, valiente, persistente. Porque rendirse no es una opción, porque el miedo no puede hacer otra cosa más que empujarte a avanzar! a ver lo que hay más allá de donde tienes miedo de cruzar.

Lo conseguiremos. Seguro que sí.

domingo, 2 de octubre de 2011

Y bueno, esto es simple. Todo cambió, se dio un giro, una vueltota enorme. La vida me pone una dirección difícil de seguir. Estoy miles de millas-náuticas alejada de la que era mi realidad hace un mes (si, apenas eso), me mareo de sólo pensar en cuantas cosas han pasado y cuantas más están aún por venir.

Pero piensa, soy la mujer más feliz que puedo ser. Es imposible conseguir el equilibrio completo, siempre habrá algo desbalanceado y no seré yo la primera en conseguir dicho equilibrio. Sí, tengo un kilo de problemas en la mochila; sí, a veces siento que estoy sola; sí, me falta el tiempo para salir con amigos; sí, mi familia y yo no nos llevamos tan bien.
Ahora... Miro a lo que si tengo. Un trabajo en la carrera que estudié, un puñadito de amigos que comprenden que no puedo salir tanto con ellos y esperan que tenga tiempo para vernos, una casa, abrigo y comida, mi banda, mi voz, las cosas que con mi propio trabajo he podido comprar.

La vida es buena y no lo cuestiono ni por un segundo. Sólo... a ratos, pienso o ¿siento? no lo sé. Es como la certeza de la incertidumbre de conseguir el éxito, la duda sobre si lograré ganar esta partida o simplemente me toca perder de nuevo. Inevitable, totalmente inevitable pensar en que fracasaré. Y claro, si me falta el apoyo de  alguien fundamental, alguien que incluso me atrevería a decir, no quiere que yo logre lo que me he propuesto. Porque si yo consigo todo lo que me he propuesto para este año significará que no estoy tan equivocada en el camino que he tomado, por el contrario, si fracaso... le daré la razón y ella podrá decirme a la cara "te lo dije". No es agradable.

Resumiendo, con o sin apoyo... seguiré con la ruta planificada. Lograré lo que me he propuesto hacer. Te lo restregaré en la cara... si, sé que no es lo más honorable. Pero piensa que mi inseguridad es por esa falta de apoyo, porque siempre soy yo la que recibe menos de ti y siempre me exiges más y más... quieres perfección. Noticias para ti, no soy perfecta, tampoco tú lo eres. No soy igual a ti... soy una mujer distinta y como tal debes intentar aceptarme como soy.

Se vienen los días turbulentos. El cruce de cordillera comienza pronto y debo prepararme para controlar mi vuelo. Sigo alejándome de esa realidad mía, que poco a poco se enajena lo suficiente para quedarse atrás. Sigo caminando en una ruta en que la experiencia pasada me hace evitar caer en un patrón circular que tiende a repetirse vez tras vez... el ciclo infinito, ese que me hace cometer los mismos errores, no poner atención... todas esas mierdas que me llevan a ser tan penca como persona.

Pero vamos... queda mucho por recorrer, queda mucha esperanza aún...