Incomprensible, triste, rara, nos obliga a pensar, nos presiona a recordar, es ineludible. Porque no importa lo frío o ausente que seas, la muerte no deja indiferente a nadie. Es terriblemente dolorosa cuando afecta a alguien de corta edad... es un poco más llevadera si es un anciano quien parte... Pero nunca deja de ser impactante.
En menos de un año, me enfrento a esta extraña amiga de la vida nuevamente. Y no puedo evitar pensar.
Ayer fue Nelson. Y su partida consiguió una conciencia de lo importante de un momento, de una distracción y de valorar la vida propia al andar por la calle.
Hoy... un papá de un ex compañero de colegio. Puede no ser la persona más cercana, pero pienso... podría ser mi papá. A pensar entonces, nada en su vida podría predecir este suceso. Y luego pienso... es un derrame cerebral, algo que sucede de la nada, sin previo aviso, sin condiciones preexistentes, silencioso. Cualquiera podría sufrirlo. Cualquier palabra que diga podría ser la última. Es abismal pensar en eso.
Y me ha pasado cada vez que me enfrento a ti, muerte. Cuidar lo que digo, lo que hago, como me comporto con los demás, porque de pronto podría dejar de existir. Qué importante es... :( y yo que brillo por mi falta de habilidad comunicacional.. Da miedo abandonar la vida así, sin alcanzar a decir lo que tu pensabas que tenías tiempo para decir. No obtendremos una segunda oportunidad.
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